Por Arantza Ríos

Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años solo arrugan la piel pero el miedo arruga el alma. Facundo Cabral

El miedo es una emoción, que se produce ante una determinada situación. Es algo natural, que no podemos evitar sentir, pero sí somos -cada uno de nosotros- responsables de permanecer en esta emoción.

El miedo, además, esuna señal que alerta acerca de un problema, nos facilita información sobre una carencia. Veámoslo con un ejemplo: recientemente un excelente profesor, con muchos años de docencia, me dijo: el día que deje de ponerme nervioso antes de dar la clase, estoy perdido, me saldrá mal. ¡Esa es su señal!

Esta señal, como dice Norverto Levy, nos indica que hay desproporción entre la magnitud de la AMENAZA a la que nos enfrentamos y los RECURSOS que tenemos para resolverla. Haciendo uso de las matemáticas podríamos representarlo con esta ecuación:

AMENAZA>RECURSOS = MIEDO

Es decir, que el miedo se produce cuando la amenaza ante la que me enfrento es mayor que los recurso de los que dispongo para hacerla frente.

Veámoslo con un ejemplo: imaginemos a un domador de leones y a mí, metidos en una jaula de un circo y de repente, entra un león (el león es la AMENAZA). ¿Quién tendrá más MIEDO el domador o yo? Probablemente yo, porque los RECURSOS que dispongo para enfrentarme al león son mucho menores que los que dispone el domador, que sabe cómo tratar a los leones, conoce sus movimientos, sus reacciones, y sabe como domarlos.

Estas mismas situaciones de miedo se dan en el entorno laboral. ¿Qué podemos hacer cuando estemos en una situación de amenaza, que nos produce miedo? Revisar los recurso que disponemos para enfrentarla, identificar aquellos que nos faltan y trabajar para adquirirlos (por ejemplo formación, desarrollar habilidades de comunicación, de negociación, asertividad, etc.).

miedo1

Por otro lado, lo que nosotros nos decimos, nuestro lenguaje interior, también influye en el miedo. “El lenguaje no es inocente”.

Por ejemplo, supongamos que tenemos que impartir una conferencia, y ante la AMENAZA que supone impartirla, podemos actuar hablándonos a nosotros mismos, con estos dos tipos de lenguaje:

  • Lenguaje negativo (cuando me digo frases como seguro que me va a salir mal; me pondré nervioso como siempre, etc.)
  • Lenguaje positivo (cuando me digo: seguro que me va a salir bien, es una oportunidad para practicar y para detectar áreas de mejora).

Sin duda, en la segunda situación, hablándonos con lenguaje positivo, la probabilidad de que nos salga mejor la conferencia es mucho mayor que si utilizamos lenguaje negativo.

Como conclusión final: ¿qué podemos hacer para afrontar el miedo?

Lo primero de todo, Alíate con el miedo, te está alertando de una carencia.

Y después, ante situaciones de miedo:

  1. Haz caso a tu señal
  2. Revisa tu ecuación para fortalecer los recursos que necesites y
  3. Cuida tu lenguaje interior, hablándote siempre en positivo.

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