Por Arantza Ríos

Por las felicitaciones que he recibido en los últimos días, me da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo en dar rápidamente carpetazo a este año que acabamos de terminar.

Concretamente, me llamó la atención esta felicitación de un amigo: “Año nuevo vida nueva. Lo pasado pisado, lo bueno guardado, lo malo aplastado”

Sin embargo, a mí me gustaría que nos centráramos en lo bueno y que no lo guardáramos tan rápido sino que, por el contrario, nos tomáramos tiempo para hacer balance y contabilizar todas las cosas que hemos superado o estamos en camino de hacerlo y los aprendizajes que hemos tenido.

He aquí algunos ejemplos de situaciones que, durante este año, hemos podido vivir:

  • un cambio de trabajo, que nos he hecho salir de nuestra zona de confort y tener que abrirnos al nuevo entorno.
  • una promoción profesional que nos ha hecho ver cómo se viven las cosas desde arriba y cómo las relaciones con los compañeros, que ahora son tus colaboradores, de repente cambian.
  • La ida o vuelta de algún hijo que estudia en el extranjero que perturba el sistema familiar.
  • La desvinculación forzosa de tu actividad profesional que de entrada te dejo paralizado pero que poco a poco ves como la has ido superando y como nuevos proyectos llaman a tu puerta.
  • Una enfermedad grave tuya o de una persona cercana que te estremeció, en un principio y que ya la empiezas a ver con más optimismo.
  • Las buenas calificaciones académicas de nuestros hijos, donde la paciencia y el acompañamiento han sido clave.
  • La pérdida de algún ser querido, que tras el periodo de duelo, hemos visto cómo la tristeza la íbamos venciendo.
  • La salida de compañeros de trabajo queridos, en la que hemos tenido que aprender a seguir caminando con los que quedan y abrirnos a los nuevos que llegan.

Para superar estas situaciones hemos tenido que ser fuertes, hacer frente a las dificultades, tener capacidad de adaptación y de aprendizaje, continuar avanzando a pesar de los obstáculos, tener grandes dosis de paciencia, sobre ponernos a la tristeza, ser abiertos, etc.

Cada una de estas situaciones, que hemos superado o estamos superando, ha contribuido al engrandecimiento de nuestro ser y además, los aprendizajes que hemos tenido los podremos utilizar como palanca, para asumir los retos que se nos presentan este año que acaba de empezar.

Una vez que hemos tomado conciencia de nuestros logros durante el 2016, vamos a brindar por ellos y por las personas que nos han ayudado a conseguirlo.

Y ahora sí os puedo decir: ¡Feliz año nuevo!

 

4 comentarios

  1. Celebremos y compartamos lo bueno. Creo que todos nos identificamos con alguna de las situaciones que has descrito y nos han de servir de experiencia .
    Gracias por hacernos recapacitar en ello.

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