Busca tu fuerza

Por Victoria Gimeno

En mi actividad de coaching, a menudo  me encuentro coachees que tienen miedo a no ser capaces de desarrollar, crear o hacer algo. Este es el caso de personas que aspiran a tener otro  trabajo, que han asumido nuevas responsabilidades, que están en paro o emprendiendo un nuevo proyecto, personal o profesional. En todos estos casos, se producen  dudas sobre si se es capaz de acometer este cambio.

I can do it (1)Los coaches  sabemos que empoderar a nuestros coachees,  es darles alas para enfrentarse a sus retos, por difíciles que estos sean y volar más allá, atravesando o extendiendo su zona de confort.  Sabemos que quien cree que puede, puede.  Si adaptarse a una nueva posición buscada requiere seguridad en uno mismo, imagínense cuando partimos de situaciones no deseadas, en las que nuestros coachees no tienen ninguna confianza en sí mismos, porque les han despedido,  les ha dejado su pareja o simplemente les han humillado.

Es en estos casos de bajada de autoestima,  es cuando más necesitamos  que nuestros coachees encuentren en su pasado los logros que han conseguido y cómo lo han hecho. Por eso, les preguntamos que nos cuenten un logro que les haga estar orgullosos de sí mismos, no importa que sea personal o profesional, que sea de hace unos meses o veinte años. Todo el mundo sin rebuscar mucho, encuentra sus logros, aquel día en que ganó una medalla, en que le pusieron una buena nota, en que consiguió trabajo, en el que le admitieron para hacer un master, en el que consiguió salir con la chica más guapa, o  superó un momento muy duro.

Después de que nos hablen de un logro, les pedimos que nos hablen de otro, y luego de otro y otro, y llegamos a 5, 6, 10 logros, y lo dejamos ahí, y les pedimos que nos expliquen cómo lo hicieron, y hacemos que descubran sus fortalezas. Fortalezas de negociación, de optimismo, de perseverancia, esfuerzo, etc, etc… y llegamos a un terreno positivo. Son fortalezas que ellos tienen. Así que como las tienen, las pueden emplear nuevamente y acometer estos nuevos retos tan “inalcanzables”. Por eso nuestro trabajo es sacar lo mejor de nuestros coachees, hacer que se sientan capaces de alcanzar sus objetivos. Darles “empowerment”. Destruir sus creencias limitantes. En definitiva, darles alas para ir más allá, para ser mejores de lo que han sido y que  sientan que son capaces, para que no tengan miedo.

Coaching

Cuando nuestra identidad es igual a nuestro trabajo

Por Victoria Gimeno

El ser humano tiene como una de sus necesidades básicas, la de pertenencia a un grupo, por ello su identidad se compone de diferentes roles que nosotros vamos a resumir en dos, el que ejerce con sus amigos y familiares en privado y el que ejerce en su trabajo, de carácter más público. La suma de ambos roles conforman el grado  de aceptación que cada uno de nosotros cree tener en el grupo.

Por supuesto la identidad nos da sentido a nosotros mismos y nos permite actuar de manera coherente con ella.

Hoy nos vamos a centrar en el rol del trabajo como parte de nuestra identidad. Su importancia es tal que cuando conocemos a alguien y le pedimos que se describa así mismo, probablemente lo primero que nos dice es la empresa en la que trabaja y la posición que tiene en la misma. De hecho cuando su rol de trabajo cambia, también lo hace su identidad.

Suplantacion-identidadEsto significa que cuando nos promocionan en el trabajo, automáticamente cambia nuestra identidad y por lo tanto cambia el grado de aceptación que creemos tener en el grupo. Si por el contrario, poniéndonos en el lado inverso, si nos despiden, también cambiaría esta percepción sobre la aceptación que tenemos de nosotros mismos en el grupo.

De hecho cualquier cambio en el trabajo cambiará nuestra autoestima.

Si nuestra identidad es igual al trabajo, cuando lo que más nos importa es el rol que ejercemos como profesional, cuando nos definimos como un trabajo y un puesto, ¿qué pasa cuando este trabajo se viene abajo, cuando nos quedamos en paro? Automáticamente, nuestra identidad cambia y nuestra autoestima se derrumba,  sería algo así como “somos lo que hacemos, como ya no lo hacemos, ya no somos nada”.

Esta situación en un primer momento nos puede bloquear y no dejarnos ver la realidad, pero tenemos volver a construir nuestro rol, nuestra identidad. Por eso deja que te de unos consejos:

  1. Acepta lo que te ha pasado, que en definitiva has cambiado de rol.
  2. Normaliza esta situación. Habla con tu entorno, te sentirás mejor y avanzarás.
  3. Aprovecha este momento para conocerte mejor a ti mismo, tus fortalezas, tus áreas de mejora.
  4. Piensa en tus logros, en todo lo que has sido capaz de conseguir, todo lo que te hace estar orgulloso de ti mismo.
  5. Busca que quieres hacer. Define tus alternativas y elige una.
  6. Mira que te falta, que tienes que aprender para alcanzar tu objetivo.
  7. Ponte manos a la obra.
Coaching

¿Debería? ¡No, cambia tu discurso!

Victoria Gimeno

Cuantas veces escuchamos, debería dejar de fumar, debería ponerme a dieta o debería cambiar esta situación. Estos son los malditos “debería” y “tendría” con los que pretendemos cambiar algo de nuestra vida, sabiendo que tenemos que hacerlo, pero partiendo de una cierta resistencia a hacerlo, que puede ser porque es una imposición,  o porque en el fondo nos da pereza o miedo. En definitiva, sé tengo que hacerlo pero al mismo tiempo no quiero.

Estos “debería”, son muy perjudiciales, ya que nos llevan a no hacer lo que es bueno que hagamos. Si esto sucede, nos vamos a sentir mal con nosotros mismos.  Sentirnos mal con nosotros mismos es sufrir, es sentirnos culpables, tener stress y bajar nuestra aceptación o autoestima.

Para realizar cualquier cambio en nuestra conducta o en nuestra vida,  es muy importante que sea una elección nuestra y no una imposición.  Eso significa que tenemos que preguntarnos, ¿para que lo vamos a hacer? Y/o  ¿para qué no lo vamos a hacer?  Indaguemos en ello, para darnos una justificación tanto para hacerlo como para no hacerlo, de forma que la decisión sea nuestra y nos lleve a hablarnos de otra manera.dudas

Si decimos debería hacer dieta y nos preguntamos ¿para qué lo vamos a hacer?  Y la respuesta es para gustar, y llegamos a la conclusión de que eso es algo imprescindible en nuestra vida, cambiemos nuestro diálogo interior  y digamos “voy a hacer dieta”, vayamos a un médico y empecemos ya, cuanto antes.

Si nos preguntamos para qué no voy a hacer dieta, y la respuesta es que nos encanta comer mucho más que gustar, entonces dejemos “el debería” y digamos “no voy a hacer dieta porque no voy a renunciar a comer lo que más me gusta del mundo”.

El lenguaje, hemos dicho muchas veces en este blog, no es inocente, es muy poderoso y crea nuestra realidad, depende de cómo nos hablemos actuaremos. Demos una patada a los “debería”, “tendría”,” habría”,… porque todos estos no nos llevan a ninguna parte, más que a la infelicidad.  Si nos damos mensajes de estímulo a nosotros mismos eliminaremos la divergencia entre lo que sabemos que nos conviene y lo que tenemos que hacer.

Usemos un lenguaje que nos lleve a la acción.

He tenido un coachee que sabía que tenía que aprobar, y siempre me decía que “debería estudiar”, al final utilizaba “el debería” porque por un lado tenía la obligación impuesta por sus padres de hacerlo, así que no era su propia elección y por otra parte, era el miedo  a no ser capaz de aprobar. Justificándose en “el debería estudiar” lógicamente no conseguía el resultado de aprobar y si en cambio conseguía padecer los sentimientos de culpabilidad y baja autoestima que he descrito antes.

Te propongo que no te auto justifiques, que seas sincero contigo mismo y que saques “los debería” de tu vida.

Coaching