Cuando vivimos en un contexto altamente emocional

Por Victoria Gimeno

Vivimos un tiempo de pandemia, que nos hace de alguna manera ser diferentes, y experimentar en mayor medida unas emociones que otras, no solo a nivel individual, sino también a nivel colectivo.

Para analizar estas emociones, me voy a centrar en la lista de emociones básicas que desarrolló Paul Ekman: alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa, todas emociones involuntarias.

Es obvio que de estas emociones hay una que probablemente es la que, en términos generales, menos hemos sentido, la alegría, aunque por supuesto el ser humano, aún en las peores circunstancias es capaz de ser feliz. Pero siendo realistas es más seguro que hayamos sentido en mayor medida el resto de las emociones.

Tristeza, por haber perdido un familiar, un amigo, un compañero, o por haber tenido a un ser querido muy enfermo. Ira por habernos quedado sin trabajo, sin empresa, o sin planes de vida. Miedo por pensar que podemos enfermar nosotros y nuestros allegados, por creer que podemos perder nuestro negocio o nuestro empleo, o miedo a la incertidumbre y al futuro. Respecto a la sorpresa y el asco, no los voy a tratar, la primera porque es una emoción que dura segundos y desemboca en cualquiera de las otras emociones; y el asco porque la considero más marginal en esta etapa de Covid frente a las demás.

Escribo estas líneas en una época algo más dulce de la pandemia, en la que han salido vacunas, y la gente se empieza a vacunar, aunque sigue la amenaza de que aún vacunados nos podemos contagiar y pueden llegar nuevas cepas.

En cualquier caso, esta es una época de vivir en una montaña rusa de emociones, y la mayoría de ellas son las más dañinas.

Es verdad que las emociones son positivas todas, en el sentido de que nos avisan de peligros y problemas, y que gracias a ellas nos podemos poner en marcha para resolver esos problemas y afrontar esos peligros.  Pero en tiempos de pandemia, estas emociones son sostenidas. El que se queda sin trabajo, lo está durante un tiempo, el enfermo también, el que tiene miedo a perder su dinero también, y son días y días, meses y meses. Y la emoción se puede convertir en un estado de ánimo que pueda llegar a minarnos.

Por simplificar, la tristeza nos puede llevar a la depresión, el miedo a la paralización y al stress, y, la ira a la frustración.

Como seres humanos hemos sobrevivido a siglos y siglos y lo seguiremos haciendo, somos supervivientes, capaces de rehacernos, somos resilientes, y en cada etapa salimos fortalecidos. Para ello tendremos que gestionar nuestras emociones, el miedo, la tristeza y la ira.  El primer paso es detectar la emoción, adquirir conciencia de ella y aceptarla, solo así podremos reflexionar sobre lo que nos está sucediendo, valorarlo y emprender los cambios necesarios para continuar nuestro camino.

Volveremos de una batalla, pero regresaremos vivos.

Coaching

Tus logros son tu palanca, celébralos

Por Arantza Ríos

Por las felicitaciones que he recibido en los últimos días, me da la sensación de que todo el mundo se ha puesto de acuerdo en dar rápidamente carpetazo a este año que acabamos de terminar.

Concretamente, me llamó la atención esta felicitación de un amigo: “Año nuevo vida nueva. Lo pasado pisado, lo bueno guardado, lo malo aplastado”.

Sin embargo, a mí me gustaría que nos centráramos en lo bueno y que no lo guardáramos tan rápido sino que, por el contrario, nos tomáramos tiempo para hacer balance y contabilizar todas las cosas que hemos superado o estamos en camino de hacerlo y los aprendizajes que hemos tenido.

He aquí algunos ejemplos de situaciones que, durante este año, hemos podido vivir:

  • un cambio de trabajo, que nos he hecho salir de nuestra zona de confort y tener que abrirnos al nuevo entorno.

 

  • una promoción profesional que nos ha hecho ver cómo se viven las cosas desde arriba y cómo las relaciones con los compañeros, que ahora son tus colaboradores, de repente cambian.

 

  • La ida o vuelta de algún hijo que estudia en el extranjero que perturba el sistema familiar.

 

  • La desvinculación forzosa de tu actividad profesional que de entrada te dejo paralizado pero que poco a poco ves como la has ido superando y como nuevos proyectos llaman a tu puerta.

 

  • Una enfermedad grave tuya o de una persona cercana que te estremeció, en un principio y que ya la empiezas a ver con más optimismo.

 

  • Las buenas calificaciones académicas de nuestros hijos, donde la paciencia y el acompañamiento han sido clave.

 

  • La pérdida de algún ser querido, que tras el periodo de duelo, hemos visto cómo la tristeza la íbamos venciendo.

 

  • La salida de compañeros de trabajo queridos, en la que hemos tenido que aprender a seguir caminando con los que quedan y abrirnos a los nuevos que llegan.

 

Para superar estas situaciones hemos tenido que ser fuertes, hacer frente a las dificultades, tener capacidad de adaptación y de aprendizaje, continuar avanzando a pesar de los obstáculos, tener grandes dosis de paciencia, sobre ponernos a la tristeza, ser abiertos, etc.

Cada una de estas situaciones, que hemos superado o estamos superando, ha contribuido al engrandecimiento de nuestro ser y además, los aprendizajes que hemos tenido los podremos utilizar como palanca, para asumir los retos que se nos presentan este año que acaba de empezar.

Una vez que hemos tomado conciencia de nuestros logros durante el 2017, vamos a brindar por ellos y por las personas que nos han ayudado a conseguirlo.

Y ahora sí os puedo decir: ¡Feliz año nuevo!

Coaching

SENTIDO DEL HUMOR

Un sentido que no debe faltarte

Por Victoria Gimeno

Algunos definen el sentido del humor como el séptimo sentido, después del olfato, oído, gusto, tacto, vista y la intuición, si definimos “sentido” como la capacidad de percibir lo que está a nuestro alrededor.

De esta forma, podríamos decir que las personas que tienen sentido del humor tienen empatía, se preocupan por los demás y son capaces de captar lo que es gracioso para ellos y desdramatizan situaciones que generan tensión a su alrededor, siendo capaces de ver los temas desde diferentes perspectivas.

Coaching
No reconocer desmotiva y baja la autoestima

Practica el reconocimiento

Los efectos beneficiosos del reconocimiento

Por Victoria Gimeno

Pero, ¿qué te cuesta decir “¡bien hecho!” cuando está bien hecho?

Hay algunas situaciones que me dejan atónita, un ejemplo de ello, es el del niño que llega a casa con unas notas excelentes y su  padre,  después de someterlas a un escrutinio, responde con cara de queja: “¡tenías que haber sacado más de un 9 de media, no un 8,5!”.

Esto que puede suceder en la infancia, sucede a todas las edades y en todas las circunstancias.

En las empresas muchos jefes y compañeros no reconocen la inapreciable ayuda que otros les brindan. Y no estoy hablando de recompensas, ni de más sueldo ni de más vacaciones, sino de reconocer el trabajo de los demás. En definitiva agradecerlo.

Esta política, que desgraciadamente muchos practican, puede suponer en muchos individuos una desmotivación total y una insatisfacción plena, y en muchos casos, salvo que la persona tenga una gran confianza en sí mismo, una reducción de su autoestima.

Algo que es tan simple como decir “gracias, qué bien lo has hecho”, o la pura verdad “sin ti no lo habríamos conseguido”, tiene unos efectos muy positivos en las personas, que además se van acumulando a largo plazo.

Cuando veo que mis coachees se sienten reconocidos en sus empresas, en general no quieren cambiarse de trabajo, pero cuando no se sienten valorados, para no entrar en la espiral de la baja autoestima, siempre me dicen que quieren cambiar de trabajoSu fidelidad hacia la empresa es cero.

Quiero pedirte hoy, si no lo haces, que ensayes el reconocimiento, ojo no el halago, que lo practiques en todos tus ámbitos, que reconozcas a tus padres, maridos, mujeres, novios, novias, hijos, hijas, compañeros, jefes, empleados y amigos. Cuesta muy poco, pero los efectos son multiplicadores. Hagamos que los demás sean más felices.  Siempre hay alguien y algo que reconocer. ¿Qué te cuesta decir “¡bien hecho!” cuando está bien hecho?

Coaching

Más es menos

Por Arantza Ríos

Hace algún tiempo conocí a Raquel, una artesana, que vendía accesorios hechos por ella con cuero (bolsos, carteras, collares, etc.).

Me contó que ella había estudiado una licenciatura y tenía un trabajo, como diseñadora gráfica, en un despacho de arquitectura que funcionaba estupendamente. Ella trabajaba sentada enfrente de un ordenador, con un programa, diseñando proyectos y estaba muy contenta,  pero el estudio no pudo aguantar la crisis y muy a su pesar, tuvo que salir de la compañía.

Coaching
El tiempo es limitado, prioriza tus tareas

Priorizar lo que es más valioso

Una reflexión inaplazable sobre lo que verdaderamente te importa

Por Victoria Gimeno

¿Te has preguntado alguna vez lo que es más valioso para ti?

Realmente yo hago esta pregunta muchas veces a personas que conozco y viven muy estresadas. Siempre sale la misma lista: Trabajo, familia, amigos y la salud.

Cuando les pido que me digan que es lo más importante de esta lista, me suelen cambiar el orden, tardan un rato en reflexionar para concluir, muchos de ellos, en que la salud o la familia es lo más importante.

Después de esta reflexión, les pido que me ordenen estos aspectos en función del tiempo que dedican a cada uno de ellos, y es entonces cuando ellos mismos se quedan muy sorprendidos al ver que la salud es lo más importante, pero es a lo que menos tiempo dedican, por ejemplo.

Pero como los coaches somos muy indagadores, entonces yo les vuelvo a pedir por tercera vez que me ordenen sus prioridades, según la satisfacción que les da cada uno. Y es aquí donde se vuelven a descolocar, porque se pueden encontrar con que lo más importante es a lo que menos tiempo dedican y encima les procura un bajo grado de satisfacción.

Al final, veo que la vida nos arrastra por unos cauces, en los que nos movemos sin ser lo más importante para nosotros y no generándonos ninguna satisfacción. De hecho, a veces estamos en un camino, haciendo un rol y pensando en que tenemos que dedicar el tiempo a otra cosa. Esto puede producir estrés, pero también culpabilidad e insatisfacción.

Me puedes decir después de leer este post, que “la gente no puede elegir”. Pero en cualquier caso, hoy te dejo esta reflexión. Haz tu lista y escríbeme contándome cómo has puntuado tus casillas.

Coaching

Diez razones para solicitar la ayuda de un coach

Por Arantza Ríos

El otro día, en una comida con amigos, está fue la conversación:

  • Te veo mucho mejor, decía el primero amigo.
  • Si, el coach, al que fui, he de deciros que sin mucho convencimiento, me ha ayudado mucho, decía el segundo amigo.
  • ¿Has ido a un coach? ¿Y eso para qué? Yo nunca me hubiese planteado ir a uno, decía el tercero.
  • Pues yo no voy más porqué cuesta dinero, sino…creo que iría mucho más. A todo el mundo le vendría bien tener un coach, decía el primero.
  • Yo era de tu misma opinión, decía el segundo amigo, ¿para qué? pero después de las sesiones pienso como tú, que todo el mundo debería probarlo.
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Cuando la angustia no nos deja vivir y encima no depende de nosotros

Cuando la ansiedad la genera una tercera persona

O cuando la angustia no nos deja vivir y encima no depende de nosotros

Por Victoria Gimeno

A veces, me encuentro con personas que sufren una ansiedad terrible casi siempre producida por diferentes situaciones generadas por terceras personas, un jefe, un padre, un hijo, un marido, …. Es una  ansiedad que, básicamente, les impide actuar y además les genera una serie de reacciones fisiológicas que afectan negativamente a su salud.

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