Por Victoria Gimeno
Seguramente nos hemos preguntado en ocasiones, cómo es posible que los alumnos con mejores notas luego no consiguen tener una carrera profesional brillante, o cómo personas que no destacan precisamente por su inteligencia son muy felices y tienen mucha suerte, o incluso cómo alguien que tiene la razón en una discusión es capaz de perderla.
Daniel Goleman demostró con sus investigaciones que la inteligencia emocional doblaba en importancia al coeficiente intelectual (agudeza mental) a la hora de conseguir el éxito profesional. En el caso de los líderes esta proporción era del 85%.
La inteligencia emocional se compone de habilidades internas, como el autoconocimiento, la motivación y el control emocional, y de habilidades externas como la empatía y la destreza social. Todas estas habilidades se pueden adquirir. Hubiera sido ideal que nos hubiesen enseñado en el colegio a desarrollar esta inteligencia, y esperemos que sea así en el futuro. En cualquier caso, tú también puedes desarrollarla y lo harás con entrenamiento.

Para tu autoconocimiento, te recomiendo que hagas una lista de tus defectos y virtudes, de tus debilidades y fortalezas y que le pidas a tu entorno que haga también con sinceridad esa misma lista sobre ti.
Para tu motivación, te aconsejo que des prioridad a lo positivo, que entiendas que tú eres el único responsable de tu bienestar, que busques de la peor situación que te pueda suceder 10 cosas positivas por muy trágico que parezca. Te pido que desdramatices, que relativices, siempre hay una situación aún peor.
Para tu control emocional, observa tus emociones, las emociones son signos que transmiten muchísima información, estate atento a ellas y no dejes que te influyan y te gobiernen. Solo conociendo las emociones podemos controlarlas y llegar a una estabilidad emocional. Muchas veces tomamos posturas que no nos ayudan nada, por ejemplo negamos las emociones lo que nos lleva a un camino sin solución, otras por el contrario las expresamos, por ejemplo si tenemos irá gritamos, lo que puede desembocar en un terrible sentido de culpa, otras nos escapamos o evadimos de ellas y nos refugiamos en drogas, alcohol… Pero tenemos que afrontarlas, averiguar de qué nos hablan, por ejemplo el miedo, en un post que escribió Arantza Rios en este blog, nos está diciendo que ante una amenaza no tenemos suficientes recursos para afrontarla, por lo tanto nos está guiando a encontrar esos recursos.
Conociendo nuestras emociones, podemos conocer las emociones de los demás, podemos desarrollar la empatía, ponernos en los zapatos del otro, ver cómo nos sentiríamos nosotros si estuviésemos en su lugar.
Todas estas habilidades en definitiva nos llevan a una mejor capacidad para relacionarnos con la gente, para liderar, trabajar en equipo, ser más productivos, en definitiva ser más felices.
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