5 Reglas para tener éxito en un nuevo puesto de trabajo

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Igual que para los presidentes de Gobierno, los primeros 90 días en un nuevo puesto de trabajo son cruciales para nuestro éxito en el mismo. Lo son tanto, que si  no lo  hacemos bien, nos resultara complicado crecer en la organización. En esos 90 días, los demás se hacen una idea de nosotros, de si hacemos bien las cosas o mal, y esa impresión inicial va a ser determinante para conseguir influir en el resto de la organización.

Vamos a ver las 5 reglas principales a tener en cuenta:

Carreras

Dos no se hablan si uno no quiere

Por Arantza Ríos

El jefe no lo podemos elegir, pero lo que sí está en nuestras manos es hacer todo lo posible para construir el tipo de relación que queremos mantener con él.

Por las experiencias compartidas con directivos he llegado a la conclusión de que no se consiguen grandes éxitos teniendo una mala relación con tu jefe.

Conozco varios directivos que teniendo una carrera profesional de éxito prolongada, dentro de su compañía, un cambio de su jefe directo ha supuesto el fin de su carrera profesional, dentro de dicha organización. Y estudiando los casos, en muchos de ellos pude ver que su forma de trabajar continúo siendo la misma antes y después de la llegada del nuevo jefe; dieron por hecho que “siendo buenos profesionales” lo seguirían siendo también con el nuevo jefe. No cabe duda que son buenos directivos, pero no supieron ver las necesidades del nuevo jefe ni adaptarse a ellas y esta actitud, les ha generado grandes dificultades en su carrera profesional, dentro de su organización.

Mortadelo y Filemon 1

Para evitar estas situaciones, lo primero que tienes que hacer es “conocer muy bien a tu jefe”. Pues bien, ¿y qué hay que saber del jefe?:

  • Cuáles son sus objetivos tanto personales como profesionales. ¿Para qué ha sido designado a ese puesto? ¿Cuáles son sus aspiraciones?
  • Sus puntos fuertes, es decir, aquello en lo que brilla y sus puntos débiles, aquello que no domina tanto o en lo que es menos hábil. Los puntos fuertes y débiles puede tratarse tanto de conocimientos como de habilidades directivas.
  • Cómo le gusta trabajar. Para profundizar sobre esta cuestión debo poder contestar a las siguientes preguntas:
  1. ¿cómo le gusta recibir la información? Por ejemplo, a través de informes que él pueda leer y estudiar, o mediante conversaciones personales en las que pueda realizar preguntas, o vía llamadas telefónicas, o por email, etc.
  2. ¿le gusta trabajar en equipo o individual?
  3. ¿comparte información?
  4. ¿delega tareas (empowerment)?
  • Cómo se comporta ante los problemas: disfruta con ellos o trata de evitarlos.
  • Las tensiones a las que está sometido, por la propia organización, por sus superiores, por sus iguales, etc.
  • También te será muy útil, para conocer a tu jefe, preguntar a otros que han trabajado con él y a tus compañeros, cómo lo perciben. Ojo con las fuentes, que sean neutrales.

El principal objetivo es conocer muy bien a tu jefe, para poder elegir la forma más eficaz y eficiente de relación.

Otro tema muy importante, a tener en cuenta, es la gestión de las expectativas. Es muy arriesgado pensar que vamos a sobrevivir en nuestra posición sin saber lo que nuestro jefe espera de nosotros, sobre todo, cuando tenemos un nuevo jefe.

Como resumen, estoy convencida de que “es responsabilidad del colaborador indagar para conocer a su jefe y para saber qué espera su jefe de él”.

No te quedes de manos cruzados: se curioso y averigua la mayor información posible sobre tu jefe. Esta es la clave: ¡alíate con él!

Coaching

¿Y por qué a éste le ascienden y a mí no?

Ana Herranz

¿os habéis encontrado alguna vez en esta situación?

Yo sí. Y es bastante frustrante. Tienes un buen curriculum, trabajas un montón, eres de los últimos en irte de la oficina, tienes la confianza de la gente, estás bien reconocido, haces un trabajo de calidad y resulta que hay una posibilidad de promoción y al que ascienden es al listillo de turno, que sabe la mitad que tú pero resulta que (a tus ojos) es un pelota, un trepa, se lleva fenomenal con los jefes y tiene un piquito de oro.
¿Por qué ocurre esto? pues normalmente no es porque el universo se haya puesto en nuestra contra, hay razones detrás que no hemos sido capaces de ver.
La principal es que ser muy bueno técnicamente sirve para eso, para ser técnico. Es decir si quieres ascender, eso solo no es suficiente.
A medida que se sube en la jerarquía, la importancia de la parte técnica desciende de forma inversamente proporcional a otras habilidades. ¿Cuáles son?:

1. Comunicación. Esta habilidad es clave. Hablar en público, presentar bien, comunicar para influenciar y persuadir. La pena es que por ejemplo en nuestro país, esta habilidad no se desarrolla, no se le da importancia ni en escuelas ni Universidades.
2. Contar y comunicar nuestros logros y lo que hacemos bien. Es decir vendernos. Tener un “discurso de venta personal”. Volvemos a lo mismo, culturalmente esto no nos gusta, sobre todo a los castellanos, yo soy de las que decían “pues si no lo ven, ellos se lo pierden”. Pues no bonita, así no vamos a ningún sitio. Si tu no te vendes los demás no lo van a hacer por ti. Esto tiene muchas derivadas; ¿por qué los italianos venden nuestro aceite como si fuera de ellos? ,¿por qué nuestro vino no es tan reconocido como el de otros países? No nos gusta vender, definitivamente.
3. Trabajar en equipo. Hoy no se entiende ningún trabajo sin el equipo. Tu trabajo siempre depende de unos de quienes recibes y otros a quienes entregas. Si sabes trabajar bien con la gente, los resultados siempre son mejores. Pero a veces todavía no lo entendemos, pensamos que todo el mérito tiene que ser nuestro y no queremos compartir. Craso error, el resultado del equipo va a ser mejor que el tuyo si lo haces solo. Con lo cual no te vas a llevar los méritos.
4. Gestionar a los superiores. A tu jefe no estés todo el día persiguiéndole para contarle tus penas. Resuelve. Presenta soluciones y alternativas, no esperes que te las resuelva él. Y además no pienses que sobrevive gracias a ti. Él tendrá problemas que tú desconoces.
Estamos hablando de habilidades que no vamos a desarrollar de un día para otro, requieren de un entrenamiento y una práctica. Diséñate un plan y ponte manos a la obra.
Y con esto no quiero decir que no haya compañeros trepas ni jefes inútiles, los hay, pero no siempre. Hazte tu auto análisis. Echando la culpa al “empedrao” y cabreándonos mucho no solucionamos nada. Toma acción. Gestiona tu carrera!

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Carreras

Si no tuvieras miedo, ¿qué harías?

Arantza Ríos

Si nos dejamos llevar por los miedos, estos pueden tener unas consecuencias muy negativas sobre nuestra carrera profesional.

Muchas veces, ante una promoción laboral, hemos escuchado el siguiente comentario: “No entiendo cómo han promocionado a este compañero y no a mí;  yo sé mucho más que él”. Es posible que esto sea cierto, pero también suele ser cierto que los buenos profesionales que además se arriesgan  y se exponen ante sus superiores, consiguen mejores resultados en su evolución profesional, que aquellos otro técnicamente brillante, pero que pasan desapercibidos. Si nuestro objetivo es progresar profesionalmente, de nada nos sirve ser muy buenos en lo que hacemos y mantenernos en el anonimato.

Por lo tanto, de ti depende, en gran medida,  tu evolución profesional.  La postura que adoptes ante el miedo será uno de los factores que  claramente va a contribuir positiva o negativamente sobre tu carrera profesional.

Cualquier miedo tiene asociado una serie de posibles efectos que se pueden producir y además,  todos ellos tienen en común que algo te pierdes cuando te dejas llevar por el miedo. Veámoslo con un ejemplo: El “miedo a no mostrarte”, puede tener como efecto “pasar desapercibido” dentro de tu empresa, y en consecuencia, lo que te estás perdiendo es “que no cuenten contigo”.

Otro ejemplo: “el miedo al cambio” podría tener como efecto “quedarte obsoleto, no avanzar” y en consecuencia lo que te estás perdiendo es “mejorar tu futuro y el de tu empresa”.

 No cabe duda que es más cómodo mantenerse en esa zona de confort, de no exposición, pero si te quedas ahí, tienes que asumir las consecuencias.

Entonces, ¿qué podemos hacer para salir de esta zona de confort? Primeramente, identificar  a qué tenemos miedo,  por qué y para qué nos  sirve; después analizar qué consecuencias este miedo puede tener en nuestro desarrollo personal y profesional y lo qué te estás perdiendo;   a continuación, reflexionar sobre qué podemos hacer para vencerlo ó minimizarlo y por último, decidir que queremos hacer con el miedo: afrontarlo y progresar o quedarnos tal y como estamos.  ¡Tú decides!

No somos responsables de tener miedo pero sí,  de permanecer en él.

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