Por Victoria Gimeno
“He llegado tarde porque me han pillado todos los semáforos en rojo”, “me tienen manía y por eso he suspendido”, “me han despedido por la crisis”, “es un pelota y por eso le han ascendido”, “con tanto paro no es el momento para ponerme a buscar trabajo”, “Con la experiencia que yo tengo no voy a encontrar nada”, “A mi edad a dónde voy”, ¿te suena aluna de estas frases?
Estas son algunas de las explicaciones que se dan las víctimas. Son los demás, o las circunstancias, los culpables de lo que les pasa y también de sus emociones. En definitiva, ellos no pueden actuar para cambiar y mejorar su situación porque lo que les sucede depende de factores ajenos a ellos, y por tanto se declaran inocentes, quedando exentos de cualquier responsabilidad.
Pues bien, a corto plazo culpar a los demás o a nuestro entorno de lo que nos sucede y por tanto ponerlo fuera de nuestro control, puede tener algún efecto positivo como quitarnos ansiedad y aliviar el dolor, pero cuidado, el victimismo puede crear adicción y en el medio plazo renunciar a la posibilidad de cambiar las cosas es recorrer el camino hacia la infelicidad, al aislamiento, falta de credibilidad, resentimiento, es cerrar las puertas a una vida mejor, a llevar tus propias riendas, perder el poder de decidir sobre ti mismo y tu capacidad de acción y por tanto anular cualquier posibilidad de solución. Además, si esto no te parece suficiente, te lleva a no aprender, sobre todo aprender de tus errores y no ver nuevas posibilidades, en definitiva, bloquea el camino del crecimiento y desarrollo personal además de profesional.
Cuando los Coaches encontramos detrás de nuestro coachee a una víctima, le hacemos tomar conciencia de las causas que han generado que él se considere una víctima y que se sienta incapaz de afrontar un problema, solo cuando es capaz de mirar como otro observador su situación, cuando es capaz de encontrar y entender otros puntos de vista, se produce su transformación personal y es capaz de buscar soluciones y actuar y de esa forma cambiar su realidad.
Si te has identificado con este post y mantienes una actitud de víctima, cuida tu lenguaje, deja de justificarte y quejarte, no te des explicaciones que te impidan actuar y mírate como si no fueses tu, sino como si fueses otro, asume tu responsabilidad, aunque no la tengas toda, comprobarás que algo tendrás tu que ver. Y recuerda, si no formas parte del problema no formas parte de la solución.