Por Arantza Ríos

Cada vez soy más consciente del conflicto que se genera en la comunicación con otros, por los juicios que emitimos.

Hace algún tiempo quedé sorprendida al leer en el libro de Ontología del Lenguaje de Rafael Echevarria, que “los juicios son la raíz del sufrimiento humano”.

Últimamente, lo estoy comprobando continuamente en las conversaciones que mantienen mis hijos entre ellos.

El otro día, una de mis hijas le dice a su hermano: “es que  no te ocupas de las chinchillas” siempre lo tengo que hacer yo” y mi hijo, que ya es mini-coach, le contesta: ¿En qué te basas?

Y su hermana le responde: “todo el rato estás con ¿en qué te basas? “.

Y yo pienso y les digo: “pues claro, porque continuamente, al hablar con él,  estás utilizando juicios u opiniones tuyas”. Y lo que observo es que siempre termináis discutiendo.

Recordad que los juicios son opiniones basadas en interpretaciones que hacemos de los hechos y que influyen en las acciones que tomamos.

En muchas ocasiones decimos: “no lo has hecho bien” pero ¿y que es bien? ¿Lo que es bien para uno no es bien para otro? Pues evidentemente no.

Os recomiendo que prestéis atención al lenguaje que utilizáis cuando os comuniquéis con otras personas y especialmente a los juicios que emitís e intentéis transformarlos en hechos. Con los hechos, que son verdades que se pueden demostrar, evitamos que haya diversidad de opiniones y en consecuencia el conflicto desaparece, al estar todo el mundo de acuerdo. Porque el hecho verdadero es único.

Estos son algunos ejemplos de hechos que mi hija podía haber utilizado en la conversación anterior:

“Esta mañana, las chinchillas no tenían agua”; “Hoy no has comprado la comida de las chinchillas”.

Enseñárselo a vuestros hijos y practicarlo con ellos, para que utilicen “hechos” en sus conversaciones con compañeros, amigos, profesores, etc. Sus conflictos de comunicación mejoraran.