La importancia de compartir lo que uno lleva dentro
Por Arantza Ríos
Al despedirnos de una velada con amigos, me decía uno de ellos: “qué bien haber podido pasar la tarde juntos, relajados, charlando de la vida…”
Y me quedé pensando porque recientemente había leído en el periódico “El país” un artículo titulado: ¿Qué nos hace más felices: tener tiempo o dinero? En el que Gilbert, mencionaba “el charlar”, entre una de las cuatro actividades cotidianas que más felicidad aportan. Las otras tres son: practicar sexo, hacer ejercicio y escuchar música.
También, había leído en el mismo periódico, que según un informe anual que la ONU lleva haciendo desde 2012, Dinamarca es el país más feliz del mundo y al indagar, sobre los secretos de la felicidad de los daneses (“hygge”), me ha llamado la atención, que uno de ellos es “Abre tu casa”. Se refiere a que abras tu casa a tus amigos y seres queridos para participar de un aperitivo, una comida, etc. Nuestra costumbre en España es más de vernos fuera de casa, en un bar, un restaurante, etc., pero en mi opinión, en casa se puede generar un ambiente más agradable y distendido, que el que se genera en un restaurante.
Por otro lado, me he encontrado con personas, entre las que yo me incluyo, que han dejado de invitar a amigos a sus casas, con la regularidad que lo hacían antes, por diversos motivos. Para algunos, ha sido un tema económico (por ejemplo, la crisis que ha hecho que resulte caro organizar una cena en casa), para otros, han sido las cargas familiares (los hijos, los padres, etc.), el cansancio después de una dura semana de trabajo, etc.
Sin embargo, son muchos los beneficios que dichas reuniones nos aportan, como por ejemplo:
- verbalizar las cosas, hace que los problemas se vean menores
- descubrimos que otras personas están pasando o han pasado por lo mismo y te pueden aconsejar.
- consigues hacer más pequeña tu mochila de preocupaciones. Es como si cuando lo sueltas, se lo llevara el viento.
- no explotar. Si vas soltando poco a poco las cosas que te enfadan, es más difícil que llegues a explotar y montar en lío.
Además, si al preguntar a alguno de tus amigos: ¿qué tal estás? te responde que está harto, que está fatal por esto y por aquello, aquí tienes algunas preguntas poderosas que utilizamos en las sesiones de coaching y que sacan a las personas de la angustia:
- ¿Cuál sería tu situación ideal?
- Y para llegar a esa situación, ¿qué puedes hacer?
- ¿Qué haría que te sintieras mejor?
Por último, no solamente es saludable compartir lo que nos preocupa o nos inquieta, también lo es el compartir nuestros nuevos proyectos que nos ilusionan, nuestros logros, lo que nos divierte, nuestros viajes, etc.
Ahora, que ya conoces los beneficios y aprovechando que llegan las navidades, puede ser un buen momento para reencontrarse con amigos o hacer alguna pequeña celebración en casa, en la que retomes la sana y económica costumbre de charlar y les regales alguna de las preguntas poderosas, mencionadas anteriormente.
Verás que tanto si es bueno como si es malo -lo que tus amigos tienen en su interior- el resultado de una larga charla va a ser siempre positivo para todos. Tus amigos se irán más felices y tú también.
Y ahora te dejo, porque yo ya me he convencido y me voy a preparar mi próxima reunión con amigos.