Tu cuerpo habla de ti y tú decides lo que quieres contar

Por Victoria Gimeno

Cuántas veces he oído  decir “la cara es el espejo del alma” y que cierto es, pero también podríamos decir que “el cuerpo es el espejo del alma”. Las emociones se reflejan en nuestros gestos, no solo en nuestra boca y ojos, sino también en nuestros hombros y movimientos. Así, cuando vemos a alguien cabizbajo sabemos que puede sentir tristeza o pesadumbre.  ¡Cuánto nos ayuda el wasapp con sus caritas a expresar felicidad, dolor, alegría, miedo, risa,….!

De la misma forma que nuestras emociones nos llevan a posturas involuntarias pero visibles que no engañan a nadie, nuestras propias posturas y gestos nos llevan a cambiar  las emociones que sentimos.

Hemos dicho en este blog, en repetidas ocasiones, que el lenguaje es muy poderoso, también lo es el lenguaje de nuestro cuerpo, porque nos habla de nosotros, de nuestras sensaciones,  de cómo y dónde están nuestros pensamientos.

Amy  Cuddy, psicóloga social y profesora asociada de Harvard, en un experimento,  demuestra como las posturas corporales afectan a los sentimientos y a los niveles de hormonas de nuestro cuerpo, de forma que si tú eres capaz de manifestarte poderosamente, con la cabeza alta los hombros hacia atrás, tú vas a pensar de manera poderosa. Si sonríes cambias tu emoción. Si frunces tu rostro, también.

En una sesión de coaching a veces muevo a las personas de sitio, les hago reír y sacar pecho, respirar, hablarse a sí mismos, poner una postura de confianza, en definitiva les pido que manipulen su cuerpo y ellos consiguen empoderarse.  Otro ejercicio muy sencillo, y que recomiendo,  es andar por la calle antes de ir al trabajo pisando fuerte, acompasando la respiración, con seguridad, y  poniendo buena cara. Y cuando tienen que hacer una presentación, les pido que saquen pecho que abran sus brazos, que expresen con su cuerpo su confianza en ellos mismos.

Recuerda, si cambias tu cuerpo, cambias tu emoción, y tu identidad.