La envidia que atormenta al envidioso y al envidiado
Por Victoria Gimeno
Me contaba una coachee, hablándome de su carrera profesional, que en una posición que tuvo hace años en la empresa que trabajaba por aquel entonces, la promocionaron y ella, a su vez, quiso promocionar a una de sus compañeras. Su compañera, con gran sorpresa para ella, no aceptó esta promoción y unos días después hablando con ella, enfurecida le dijo a mi coachee que no era nadie para promocionarla a ella. Mi coachee se quedó perpleja, porque no entendía su actitud.
Después de esta conversación, mi coachee empezó a sentir el vacío en su departamento, empezó a notar que salían a tomar café sin ella, que no contaban con ella para hacer un regalo conjunto, que cuando pasaba por delante de los demás se hacía el silencio total, etc… en fin, notó un aislamiento generalizado.
Al cabo de los años, mi coachee ocupa una posición de relevancia en una empresa diferente, y aquella que no acepto la promoción, fue desplazada y en uno de estos EREs quedó fuera de la compañía.
Esta situación, marcó la forma de comportarse de mi coachee, además de añadir gran dolor a su vida. Analizando con el paso del tiempo, lo que sucedió allí, esa indignación por ser ascendida por alguien que hasta hacía unos días era una compañera a su mismo nivel, llegamos a que fue motivada por la envidia. Esa envidia que otros sienten por nosotros, que nos afecta y nos deja indefensos, ya que no podemos hacer nada para que no nos envidien.
Le envidia es una emoción negativa que se traduce en ira y maldad. El envidioso no puede sentir caridad ni compasión por los demás. El envidioso es una víctima que intoxica, criticando y quejándose. Es alguien cerrado al aprendizaje y transformación. El envidioso se centra en la diferencia entre lo que él tiene/consigue y lo que tiene/consigue el otro y no es capaz de compensar esa diferencia con otros logros que la contrarresten. Al final, el camino para curarse es precisamente buscar en ti lo mejor que hay y desarrollar tus habilidades, es un camino de aprendizaje que convierta esa envidia en admiración, y te anime y te dé coraje para buscar tus propios logros.
El envidiado por su parte, no puede hacer que le dejen de envidiar, aunque se manifieste discreto y humilde, porque la envidia es de otro no es suya, pero también tiene que aprender a convivir con ella y que no le afecte y no baje su autoestima. Por ello, es importante detectar al envidioso, poner nombre a la emoción, saber por qué actúa como actúa y no dejar que sus desplantes, rumores malignos nos empapen y generen sufrimiento. Y por supuesto ser consciente del peligro que puede correr para tomar otras medidas.