Coaching sistémico

En busca de ti mismo

Entendiéndonos como parte de sistemas interrelacionados: coaching sistémico

Por Victoria Gimeno

¿Por qué un problema en el trabajo nos lleva a tener un mal día en nuestra casa?, ¿por qué el comportamiento de nuestra suegra afecta a la familia que hemos creado?, ¿por qué un amigo hace un comentario y tiembla nuestra pareja? Muy sencillo, todos formamos parte de sistemas que están interconectados y la crisis en uno de ellos, familia, trabajo, pareja, círculo de amistades, etc… , produce un sunami en el resto.

Coaching
gestión de uno mismo

La humildad, no la falsa modestia

Para ser sabio, se humilde

Por Victoria Gimeno

«La humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea.», Miguel de Cervantes en el Coloquio de los perros.

Coaching
juicios

Los juicios y su validez

La necesidad de indagar sobre los juicios en un proceso de coaching

Por Victoria Gimeno

Nos pasamos la vida emitiendo juicios y recibiendo juicios que hacen los demás, y en general al formar parte de nuestra forma de relacionarnos en nuestras familias, empresas, círculos de amistad etc…, no los ponemos en entredicho y no nos damos cuenta de la influencia que pueden tener en nuestras vidas, tanto positiva como negativa.

Coaching

Tolerancia/intolerancia vs aceptación

Por Victoria Gimeno

Hoy voy a hablar de los intolerantes y de los tolerantes, como comportamientos a evitar.

Muchas veces nos enfadamos con los demás porque creemos que no han actuado como debían,   es decir como hubiéramos hecho nosotros. Esta forma de pensar nos sitúa como poseedores de la verdad, nos legitima solo a nosotros, no a los demás.

El intolerante cree que solo él dice lo que hay que decir,  que solo él actúa como hay que actuar, solo él piensa como hay que pensar. Ese ser intransigente que tantas veces nos encontramos en todas partes, que nos mira mal en el metro porque nos hemos sentado a su lado en vez de enfrente, o que ha sonreído a alguien que le ha insultado… ¡Y todo porque exigimos a los demás que actúen como nosotros lo haríamos!tolerancia IMAGEN

Si pensamos que el intolerante nos juzga, también lo hace el tolerante. Este piensa lo mismo que el intolerante pero te “perdona la vida”, es más indulgente. El tolerante dice que es humano ser  y actuar de una manera,  equivocarse, pero que él lo respeta, pero queridos lectores, al igual que el intolerante tampoco legitima al otro.

El tolerante es el que  saluda a su vecino todos los días, aunque este no le contesta nunca y le indulta, pero le juzga como maleducado y le genera una emoción negativa cuando se cruza con él, pero al  día siguiente le vuelve a saludar.

Tanto el intolerante como el tolerante malgastan su energía en mayor o menor medida, pero les falta la aceptación.  Aceptar es no querer cambiar al otro,  respetar sus procesos mentales, estar a su lado, hacerle crecer, no esperar nada de él.  La aceptación nos abre al aprendizaje, nos hace fluir con los demás, nos descubre que hay pensamiento más allá del nuestro, que hay verdad más allá de la nuestra. La aceptación nos abre al mundo, nos da otra perspectiva, nos hace mejores.

Intolerar es no aceptar, tolerar también.

Aceptar es abrir un mundo de oportunidades.  Tienes la llave, ¿no lo vas a intentar?

 

NOTA IMPORTANTE: Este post habla estrictamente de diferencias de términos que se hacen en el coaching ontológico.  Por supuesto existen comportamientos, situaciones y pensamientos, totalmente intolerables e imposibles de aceptar (el insulto, maltrato, asesinato, menoscabo de la confianza, etc, etc….)

Coaching

Abre los ojos

Por Arantza Ríos

¿Crees que como tú piensas es cómo piensan los demás?

El otro día me comentaba una persona que quería mejorar la gestión de su equipo y que para ello, una de las cosas que tenía que hacer era desarrollarlo. También me dijo: “Con estos dos colaboradores ya se lo que tengo que hacer porque están como yo cuanto empecé a trabajar y tienen que pasar por el mismo proceso que yo he pasado”.

Seguimos conversando y me contó que otro de sus colaboradores era bastante mayor que él, pero bueno que con ese no tenía mucho que hacer, que seguro que le molestaba que le dirigiera alguien más joven que él. Y yo le pregunté: ¿en qué te basas? y él me contestó que su colaborador era más o menos de la edad de su padre y que no veía que a su padre le pudiera dirigir una persona más joven que él.

Esta persona está suponiendo que el modelo mental de sus colaboradores es el mismo que el suyo y esto es un error. Si no nos damos cuenta de esto, seguramente las decisiones y acciones que tomemos respecto a nuestros colaboradores no van a ser las más acertadas.

Para aclarar este tema, voy a hacer referencia al Modelo del observador. Según este modelo, cada uno de nosotros tenemos un Modelo Mental diferente (formado por nuestras creencias, imágenes, generalizaciones, miedos, juicios, etc.), que hemos ido nutriendo desde la infancia. Algunas tienen carácter biológico, otras provienen de nuestra cultura, nuestra familia, otras de nuestra propia experiencia.

En función de ese Modelo Mental, somos un determinado tipo de Observador y por lo tanto vemos el mundo de una manera. El modelo continúa diciendo que según el observador que somos, así actuamos y en función de cómo actuamos obtenemos unos resultados u otros.

En mi opinión, es trabajo de un jefe de equipo tomarse la molestia y tener una conversación individual con cada uno de los miembros de su equipo. Seguro que se sorprenderá de lo diferente que es cada una de las personas.

En general, todos hablamos de la importancia del capital humano para las organizaciones, pero nos cuesta dedicar tiempo a tener conversaciones con nuestros equipos y muchas veces, llegamos a conclusiones fruto de aplicar nuestro propio modelo mental, sin hacer el esfuerzo de contrastarlo con ellos. Si de verdad queremos desarrollar a las personas que colaboran con nosotros hay que invertir tiempo y preguntarles por sus expectativas, sus necesidades y cómo tu les puedes ayudar para conseguirlas o cubrirlas.

Me contó esta persona que cuando se animó a hablar con el único colaborador con el que había hablado hasta la fecha, descubrió que tenía unas expectativas de formación que no estaban en línea con las de la empresa. A partir de ahí, pudo explicarle lo que la empresa necesitaba y lo que conseguiría si iba en esa dirección. Según me explicó, esto le ayudo a su colaborador a clarificar su posición dentro de la empresa, a sentirse reconocido y a clarificarse él mismo.

Es nuestra responsabilidad que las personas que trabajan con nosotros, cada año que pasa, sean mejores personas y profesionales y esto sólo se consigue interesándonos por ellos y por su desarrollo, dándonos cuenta de todo aquello que nos une y no fijándonos en lo que nos separa.

¿Qué te perderías si trabajaras en un entorno en que todos piensan cómo tú?

Coaching

Tú eliges: esclavitud o libertad

Por Victoria Gimeno

No perdonar es llevar una losa a la espalda, es no poder mirar y entrar en el futuro, no pasar página y sentir una y otra vez, resentir, el agravio, la traición, el engaño, el abandono, la rabia, el deseo de venganza, el odio o el dolor que nos causaron.

Nietszche definía el resentimiento como la emoción del esclavo, “no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el resentimiento, vive en la esclavitud”.

Al único que perjudica el resentimiento es a nosotros mismos. La otra parte, “el depredador”, mientras tanto  no siente nada, no le pasa nada, no tiene ningún problema. El rencor nos destruye por dentro, nos encarcela, nos deprime y nos aísla, cerrándonos  las puertas al crecimiento personal y al aprendizaje.

Cuando perdonamos, por el contrario, nos estamos beneficiando a nosotros mismos, no al otro. No estamos liberando al otro, sino que nos estamos liberando a nosotros mismos.  Pensar que al perdonar estamos justificando al otro es un error, lo que hizo  si estuvo mal no lo disculpamos, tampoco implica que lo olvidemos, ni que volvamos a relacionarnos con él,y si no satisfizo nuestras expectativas, pues eso no podemos cambiarlo, pero lo que si hacemos al perdonar es dejar de llevar ese peso a nuestra espalda, liberarnos de todas las emociones negativas que nos produce el resentimiento, odio, deseos de venganza, ira, desconfianza, baja autoestima… todas emociones que son incompatibles con la felicidad, además de tener graves consecuencias para nuestra salud.

silencio

El psicólogo Norberto Levy dice que perdonar y comprender son conceptos muy parecidos y lo que facilita el perdón es la comprensión.  En este sentido,nos deberíamos preguntar qué le pasó a la otra  persona para hacer lo que hizo, cuál era la brecha entre su  expectativa  y la nuestra, y en qué pudimos nosotros contribuir a que nos hirieran.

A corto plazo, no perdonar nos beneficia porque la culpa no está en nosotros, ¡pobres víctimas!, pero si no asumes parte de tu responsabilidad, como ya hemos escrito en este blog,  “si no formas parte del problema, no formas parte de la solución”.

El resentimiento es una conversación interna, que tienes contigo mismo, y una y otra vez te recuerdas el daño que te ha causado, te alimentas de mal rollo, te carcome por dentro, no das tregua al sufrimiento, ni al odio, ni al deseo de venganza.

Después de todo lo que he escrito, ¿para qué no vas a perdonar?. Te recomiendo el siguiente ejercicio:

Coge un bolígrafo y un papel, y escribe una lista de las personas a quienes no has perdonado, y a la derecha de cada nombre pon lo que hicieronCierra los ojos, y diles que les perdonas, no que les validas, ten una conversación con cada uno de ellos.

Ahora haz otra lista, esta vez escribe los nombres de las personas a las que tú has agraviado y no has pedido perdón,  a su derecha  pon lo que tú les hiciste. Cierra los ojos y pídeles perdón, aunque nada pueda cambiar y ellos no lo puedan olvidar.

Por último, haz otra lista, y escribe todo lo que te tienes que perdonar a ti mismo, todo aquello de lo que te sientes culpable. Vuelve a cerrar los ojos y perdónate a ti mismo.

Coaching

Y para vacaciones… ¿Qué hay mejor que un libro?

Queridísima lectora/ Queridísimo lector,

Nos vamos de vacaciones hasta la primera semana de septiembre, por eso queremos darte una lista de lecturas que te recomendamos para tu crecimiento personal y tu desarrollo profesional, que estamos seguras de que te van a encantar, como a nosotras.

Son libros muy entretenidos y que enganchan rápido. No te preocupes que son un perfecto acompañamiento a la tumbona de la playa.

Vamos a cargar pilas y volveremos  en septiembre con mucho más.

¡Gracias por seguirnos y por tu fidelidad!

El hombre que se atrevió a soñar

El hombre que se atrevió a soñar

 Javier Carril

Se trata de 20 relatos cortos, que se pueden leer en el orden que a uno le apetezca, en los que se tratan los temas de la felicidad, la motivación y el liderazgo personal. La conclusión a la que llega Carril es que la solución está siempre en nuestro interior. Este libro te animará a vivir una vida mejor.

http://www.popularlibros.com/libros/el-hombre-que-se-atrevio-a-sonar/690593/978-84-941229-9-6

Reinventing you

Reinventing you

Dorie Clark

Si Herminia Ibarra en Working Identity, te ayuda a definir tu nueva identidad, a responder a la pregunta, quiero cambiar, pero ¿qué puedo hacer, Dorie Clark te da herramientas prácticas que te ayuden a reposicionarte en el mercado y en definitiva a “vender” de forma eficaz todo lo que vales

http://www.amazon.es/Reinventing-You-Define-Imagine-Future-ebook/dp/B00B6U63XQ/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1406544510&sr=8-1&keywords=dorie+clark

En busca del sentido de la vida

El hombre en busca de sentido

Viktor Frankl

Especialmente recomendado si  estas sufriendo por algo o si estas en un momento complicado de su vida, porque te ayudará a ver el camino y sacar fuerzas para seguir adelante. A través de su propia historia (un ejemplo claro de superación), Viktor Frankl te ayudará a reflexionar sobre el sentido de la vida.

http://www.amazon.es/El-hombre-en-busca-sentido/dp/8425423317

working identity

Working Identity

Herminia Ibarra

Si ves que tienes que dar un rumbo a tu vida porque aquello que haces no te llena, te consume más energía que la motivación que encuentras y no sabes en qué reinventarte, este libro puede ayudarte, a través de ejemplos de otras personas que lo han hecho, a explorar y buscar la vía de conseguirlo. Sobre todo a definir nuestro próximo objetivo

http://www.amazon.es/Working-Identity-Unconventional-Strategies-Reinventing-ebook/dp/B004OEIQ7C/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1406544155&sr=8-1&keywords=working+identity

sabiduría emociones

La sabiduría de las emociones

 Norberto Levy

El Dr. Norberto Levy, médico psicoterapeuta, muestra en este libro cómo las emociones son una señal que alerta de un problema particular. En esta obra, el autor presenta un análisis de las emociones básicas y universales: el miedo, la ira y la culpa. Además también trata la envidia, prototipo de emoción negativa y la vergüenza que inhibe la posibilidad de expresarse de un modo espontáneo y creativo. Desarrolla un análisis de cada una de estas emociones y muestra cuál es el problema que cada una de estas emociones señala. Asimismo afirma que solemos creer que las emociones son el problema, y sin embargo se convierten en el problema cuando no sabemos cómo aprovechar la información que nos ofrecen.

http://www.amazon.es/sabiduria-las-emociones-Norberto-Levy/dp/8401013232

Amargarse la vida

El arte de no amargarse la vida

 Rafael Santandreu

El psicólogo Rafael Santandreu nos indica en este libro que “no nos afecta lo que nos sucede sino lo que decimos sobre lo que nos sucede”. En este sentido, tenemos creencias “irracionales” que nos llevan a mantener un diálogo interno con nosotros mismos que nos produce un malestar emocional y nos amarga la vida. En estas páginas nos da claves  para detectar estas creencias, cambiarlas y formular otras racionales más sensatas y alegres. La clave, afirma, es transformar la manera de pensar, la filosofía personal y el diálogo interno. El libro tiene ejemplos, lo que genera un aprendizaje más fácil del “arte de no amargarse la vida”.

http://www.amazon.es/arte-amargarse-vida-psicol%C3%B3gico-transformaci%C3%B3n/dp/849754546X

Carreras

¡No te atiborres de responsabilidad!

Por Arantza Rios
Especialmente dedicado a aquellas personas que sufren por exceso de responsabilidad. En muchos casos, su excesiva entrega les lleva a soportar además de sus problemas, los de sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus familiares, sus colaboradores, sus jefes, etc. He conocido casos de personas con este comportamiento que les ha llevado a una situación de stress, que a su vez ha desencadenado enfermedades importantes. A todos ellos, les sugiero que prueban a compartir sus problemas.

dibujo20120713-clustering-in-neon

“¡Qué bueno es tener un jefe!” me comentaba el otro día una persona durante un proceso de coaching y continuó diciéndome: “aquella noche me fui a dormir muy preocupado por la dificultad que suponía una actividad que tenía que hacer al día siguiente. Al levantarme pensé: ¿para qué tengo a mi jefe? , voy a compartir con él mi preocupación. Así que, en cuanto entré en la oficina, lo primero que hice es ir directamente a hablar con él. Después de la conversación con mí jefe, me sentí escuchado, comprendido y con más confianza y nuevas aportaciones para asumir la tarea”.  “Yo solo no hubiese podido”, me comentó este cliente.

Atrévete a compartir tus problemas de trabajo con tu jefe o con tus compañeros. Ábrete a tu familia, a tus amigos, a tus hijos y descubrirás con cualquiera de ellos otras perspectivas, que por tu cuenta, no eres capaz de ver. Esto es como una carrera de fondo: “Si corres solo corres más rápido pero si corres en compañía, llegas más lejos”.

Te sorprenderás de que, en general, a todo el mundo le gustará ayudarte pero para ello, tienes que dejar un hueco. Resérvate un espacio para recibir, no lo absorbas todo tú. De esta manera, compartirás tus preocupaciones, aligerarás tu mochila y verás como el viaje resulta más cómodo y más completo.

 

Coaching

Atrévete, no tienes nada que perder

Por Arantza Ríos

A muchas personas nos cuesta mucho pedir aquello que deseamos o necesitamos. Pensamos que los que nos conocen (nuestros jefes, compañeros, amigos, etc.) van a saber qué necesidades tenemos y nos las van a satisfacer porque nos aprecian, pero desafortunadamente esto no funciona así. En muchas ocasiones, no conseguimos lo que necesitamos pero no porque no quieran dárnoslos, sino porque ni siquiera saben que queremos algo.

Atreverse-al-futuro

Las peticiones nos las decimos a nosotros mismos, pero no se lo decimos a nadie más, por lo que no les damos la opción de complacernos.

Entonces, ¿qué tenemos que hacer para que la gente sepa lo que queremos? Lo primero de todo pedirlo. Pidiendo las cosas que uno desea no tienes nada que perder y sí, mucho que ganar. Veámoslo con un ejemplo. Un ejecutivo estaba deseando realizar un máster y no se atrevía a pedírselo a su jefe. Pensaba que le iba a responder a su petición con argumentos tales como “que ahora no es el momento”, “hay otras personas en el departamento que también van a querer hacerlo”, “estamos en época de recortes”, etc. Sin embargo, se atrevió, se lo pidió a su jefe, argumentándole los motivos que le movían a realizar ese máster y los beneficios que supondrían tanto para él como para la compañía y cuál fue su sorpresa, cuándo su jefe le respondió: ¿por qué no? Vamos a intentarlo, lo voy a proponer en el Comité.

Cuándo pides, pueden pasar dos cosas: que te digan que sí o que te digan que no. Si te dicen que sí, sales ganando respecto a tu situación inicial, y si te dicen que no, te quedas exactamente en la misma posición. Por lo tanto, atrévete, y pide. Eso sí, prepárate bien las razones y argumentos que sostienen tu petición.

A continuación, te muestro un ejemplo de cómo una persona le pide un cambio de comportamiento a su jefe, de forma eficaz, por sus reiterados retrasos a las reuniones:

“CUANDO TÚ llegas tarde a las reuniones, YO ME SIENTO defraudado. NECESITO sentirme valorado. Por ello, TE PIDO por favor que llegues pronto a las reuniones”.

En esta petición es clave, los aspectos señalados en negrita:

  1. Indicar objetivamente lo que el otro hace, debe de tratarse de un hecho observable, nunca de una impresión personal nuestra.
  2. Explicar brevemente como tú te sientes (triste, decepcionado, rabioso, etc., habla de tus emociones)
  3. Indicar la necesidad que necesitas cubrir, esto es muy importante para que el otro entienda para qué necesitas ese cambio.
  4. Realizar la petición de cambio

Verás que si utilizas esta técnica, obtendrás buenos resultados en tus peticiones.

Coaching

Si crees que puedes, ¡puedes!

Victoria Gimeno

Es muy conocido que Henry Ford, fundador de la compañía Ford,  decía tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto. Nos podríamos preguntar,  ¿Y por qué estás en lo cierto? Por el poder que tienen tus creencias, aunque tú no seas consciente,  a veces son más poderosas que la realidad.

Las creencias son esas fuerzas que unas veces nos atrapan en una red y no nos dejan actuar, limitándonos, o haciendo que el camino sea muy penoso y lleno de obstáculos; y sin embargo otras veces son esas fuerzas que nos empujan, que nos ayudan, que nos llevan en volandas hacia nuestras metas.

Así pues las creencias afectan a nuestras acciones, a nuestros resultados y a nuestra realidad.

Pero además,  afectan a nuestras percepciones:  sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre las cosas y situaciones. Esto significa que si nos sentimos incapaces de hacer algo, no lo haremos, o si sentimos que los demás son incapaces, no confiaremos en ellos, y si las situaciones nos parecen desagradables se pondrán en marcha nuestras reacciones emocionales e incluso fisiológicas negativas.

Pero las creencias son inevitables, algunas aparecen en nuestra infancia, en nuestra adolescencia, se forjan en nuestros trabajos, en nuestras relaciones de amistad y amor. Me viene a la memoria la historia del elefante que cuando era bebé le ataron con una pequeña cuerda a  una pequeña estaca y ahora, ya grande y poderoso, cree que sigue sin poder moverse cuando esa cuerda (que para el es un hilo) rodea su pata. El elefante como nosotros nos ponemos nuestros propios límites, que muchas veces nos han sido impuestos en la infancia.

Pero sean limitantes o potenciadoras, las creencias son necesarias, ya que nos ayudan a explicar el pasado, el presente y prevenir el futuro. En muchas ocasiones, las creencias se refuerzan, tanto las positivas como las negativas,  en el alcance o alejamiento de nuestros objetivos. La buena noticia es que las creencias se pueden elegir.

En este sentido, en los procesos de Coaching trabajamos las creencias que condicionan la forma de actuar y por tanto los resultados de nuestros coachees.  Por supuesto que no son las creencias, las únicas que nos llevan a actuar de una manera, también lo hacen nuestros miedos, valores, principios, experiencias,  genes…, per o si son fuerzas muy poderosas y arraigadas en nosotros que condicionan nuestra propia realidad. Así pues, si yo me encuentro en paro y creo firmemente que por ser mayor de 40 años no voy a tener ninguna opción,  no me moveré de la manera adecuada para cambiar el resultado, y mi realidad será que seguiré en paro. Si por el contrario creo en mí, en mis capacidades, en los logros que he conseguido, estar en paro será una oportunidad para buscar un mejor trabajo que el que tenía o auto emplearme.

En este sentido, los coaches tenemos que desarticular  las creencias que nos limitan, cambiarlas por otras que nos potencien, hacer que nuestros coachees se hablen de otra manera, que busquen otros significados, que miren diferente, en definitiva cambiar el observador que somos, nuestros resultados y nuestra realidad.

Coaching