Por Arantza Ríos

Cierto nivel de tensión te mantiene alerta pero sobrepasado este nivel, todo se vuelve en tu contra.

Cuando vivimos épocas de stress nuestro umbral de atención es muy bajo y todo ello se refleja en que estás más distraído, más irascible, más lento de reflejos, disminuye tu capacidad para tomar decisiones, pierdes memoria, etc. Entonces, ante una situación imprevista tu capacidad de respuesta y nivel de atención bajan.

Veámoslo con este ejemplo que me ocurrió. Un día, estando en unos grandes almacenes, a las afueras de Madrid, me olvidé el bolso en un cuarto de baño y alguien me lo robó. En el bolso llevaba el móvil, mi cartera y la de mi marido y en las carteras, ambos llevábamos varias tarjetas de crédito, documentación, etc.

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Ante esta situación, mi reacción fue primero de angustia, al pensar “si ya no me da la vida para lo que tengo que hacer, ¿de dónde voy sacar el tiempo para volver a solicitar toda mi documentación, tarjetas, etc.?” y después, de bloqueo y pérdida de memoria. Llamé para cancelar algunas tarjetas y al rato era incapaz de recordar qué tarjetas había cancelado y cuáles no, por lo que tuve que realizar varias llamadas para una gestión tan sencilla como esta. Me estaba resultando una losa tremenda realizar estas gestiones.

Mientras tanto, mi marido, pensó: “que suerte, al menos tengo las llaves del coche y las de casa para poder regresar y entrar”. El realizó todas sus gestiones con calma y eficacia. En un momento había cancelado todas sus tarjetas, además de cancelar mis móviles y continuó ayudándome a mí con mis gestiones.

La conclusión que saqué de esta experiencia es que el olvido del bolso en el cuarto de baño es una señal de que mi nivel de atención por las cosas ha disminuido. También podéis pensar que un olvido lo tiene cualquiera, pero no fue el caso. La diferencia entre olvido por distracción y olvido por el bajo nivel de atención, causado por el stress, es la respuesta que yo tuve: angustia, bloqueo y pérdida de memoria.

A través de este ejemplo podemos ver que, ante una misma situación, dos personas reaccionan muy diferentemente en función de cuál sea el grado de stress al que están sometidos en ese momento.

Para reducir el nivel de stress, ATREVETE a:

Delegar, con ello beneficias a las personas en las que delegas, porque les ayuda a desarrollarse y a ti porque reduces tu carga de trabajo. No te escudes en pensar que pierdes el control o el poder, en que tú lo haces mejor que los demás, etc.

Decir que no cuando sabes que ya vas a tener dificultades en cumplir los plazos con la actividad que tienes y te siguen solicitando trabajos.

Pedir o buscar ayuda cuándo lo necesites, y antes de estallar. Verás cómo las personas que te aprecian estarán encantadas de ayudarte.

Intentar trabajar más en equipo. El equipo suma más que las partes.

No dejar toda la energía en el trabajo. También necesitas energía para afrontar las actividades posteriores a tu jornada laboral.

Y por supuesto, intenta dedicar todos los días algo de tiempo a hacer alguna actividad que te guste: practicar algún deporte, leer, ir al cine, meditar, dar un paseo, cenar o comer con amigos, con tu familia, etc. Mantén tu Plan Energético siempre activo.

Un comentario

  1. Completamente de acuerdo en todo lo que dices. Tan solo una matización. No tiene porqué ser el estrés lo que diferencia una reacción de la otra. Dos personas, ante el mismo hecho, y las mismas circunstancias pueden reaccionar de manera diferente por el carácter que cada uno tenga, el control de las emociones, etc. No lo digo por este caso concreto, pues lo desconozco, sino en términos generales.

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